lunes, mayo 18, 2009

Cartas 205

Nuestro mundo funciona por contraste. A toda acción se presenta una reacción. Si algo empuja hacia arriba hay que vencer el empuje hacia abajo. Lo mismo es para un lado u otro. Hay que tenerlo presente, porque es fácil decepcionarse. Sobre todo cuando la reacción viene desde dentro y se han tomado todas las precauciones necesarias para evitarlo. Simplemente, alguien tiene un propósito contrario al nuestro y lucha por imponerlo, aunque esté convencido que lo nuestro es razonable, pero hay algo que no le gusta o quiere aprovecharlo para darse prestigio. Esto es muy común. Hacer fracasar al otro para hacer notar que uno es el verdadero héroe del asunto. Generalmente sucede con los apáticos o rémoras que quieren arrogarse el esfuerzo sin participar en la empresa por la cual se lucha.

Esto sucede cuando se hace un trabajo en los lugares bellos o con la gente culta. Alguien que no ha podido abrirse paso en los lugares inhóspitos o donde la resistencia es mayor, busca los mejores lugares y la gente que le da prestigio a su esfuerzo y se aprovecha de las personas que tienen algún problema. Es muy común.
Debido a esto, en una misión como la nuestra, que consiste en cambiar los hábitos en uso, de proponer un medio, por exótico que parezca, pero que esté de moda, como el Yoga, las Artes Marciales del Antiguo Oriente, o algo parecido, pasando por las artes adivinatorias o los horóscopos, para justificar el cambio, aunque después haya que promover el estudio de las artes adivinatorias y los horóscopos para ponerlos al día de acuerdo con la nueva propuesta, para interesar a la gente en un verdadero cambio.

En el Yoga, por ejemplo, no se trata de volver a insistir en el resurgimiento de los hombres santos, que son una parte del pasado del Yoga, sino de proponer una forma adecuada para el Ser Humano común y corriente que habita en las ciudades para que ejercite su cuerpo y lo mantenga en óptimas condiciones para afrontar nuevos retos que le esperan si desea ponerse a la altura que demandan las circunstancias actuales. Las Artes Marciales, inspiradas según la leyenda en el Monasterio del Shaolin, que básicamente se fundamentan en prepararse para no pelear, serían absurdas en un mundo como el nuestro, pero obligan al Ser Humano sedentario a estar apto para no pelear sino contra sus propios hábitos que lo anquilosan día a día y dedicarse a la extenuante aventura de la Cons-Ciencia.

Naturalmente, se presentan los que quedaron rezagados en la etapa espiritual anterior y todavía le dan vueltas y revueltas a la verdadera aventura de nuestros días de la Cons-Ciencia. Es más fácil tener esperanzas en la fe, a base de sufrimiento, humillaciones y desprecios, que en la propia Cons-Ciencia que implica el despertar de las condiciones más sutiles del Ser Humano y son su más alta posibilidad para la trascendencia. El desarrollo de la Ciencia y de la Cons-Ciencia son las características del cambio que se está buscando en la Gran Fraternidad Universal y en su etapa superior, la Suprema Orden del Acuarius no son nada fáciles, hay que decirlo de una buena vez. No se trata de una nueva religión ni de volver a cualquiera de las religiones ya establecidas, se trata de Iniciación, de probar una medida más avanzada para los Seres Humanos.

Esto es lo que justifica el cambio de hábitos. Insistir en cambios de actitud sobre sí mismo hasta el grado de sentir que nace dentro una nueva necesidad que demanda una satisfacción que no es sensorial, sino de una sensibilidad más sutil; que no consiste en una mera revalorización de lo ya aprendido; que tampoco es una nueva actitud intelectual, sino una que supera lo intelectual y que, además, las sintetiza en una búsqueda total y las trasciende. No se trata propiamente de andar buscando un Ser Superior que nos dé respuestas ya hechas que tengamos que aceptar por incapacidad de entenderlas, sino de asimilar todos los contenidos de lo sensorial, lo moral y lo racional, como una respuesta espiritual que nos conduzca a la integración en uno mismo de todo lo esencial con miras a la trascendencia.

Para esto se preparan los Yamines, los Medio Gegnianes y los Gegnianes, esperando que cumplan la mayoría de edad para asumir la etapa espiritual, en la etapa de entre los veintiún y los veintiochos años, como preparación para la etapa del quinto septenario, a eso de los treinta y cinco años en adelante, donde los espera ya un grado que apunta a la trascendencia, el Grado Primero de Iniciación Real, el de Getuls.

Naturalmente que hay que observar al Candidato porque hay algunos que traen cumplido ese grado y otros más adelantados. Se ve muy fácil en su aplicación, pero requiere de la supervisión de un Iniciado Superior.
Todo esto se debe de cumplir dentro de la RedGFU, mostrando aptitud para los estudios a fondo, amistad y buenas relaciones con los demás compañeros sin imponerles nada, hasta el Grado de Getuls donde las obligaciones cambian.

Un Getuls es examinado para ver qué tanto ha cambiado en consciencia, si tiene algún defecto que pueda ser remediado en la práctica, como el homosexualismo o el lesbianismo, los apegos a la familia, las cosas de lujo o el dinero; alguna manía oculta, o cualquier otra cosa que pueda ser un obstáculo para su consciencia. Si no hay ningún obstáculo se le considera apto para el Getuls y se le prepara mediante las Cámaras de Iniciación Real hasta el Grado de Gelong.

Llegado al Grado de Gelong tiene que demostrar que nada lo ata para intentar la trascendencia. Estar en libertad de dejar todo y lanzarse a una misión recorriendo el mundo sin dinero, ganando su sustento y sus desplazamientos con su esfuerzo desinteresado, sin prometer nada y sobre todo, no denigrando a la base que lo sustenta de ninguna manera, sino haciéndose partícipe de ella para dignificarla y obedecerla

Esto ya se ve en la actualidad con los Grados de Gurús, los Sat Chellah y los Sat Arhat de la Orden. Cualquier Grado que se ostente es la confirmación ante el mundo del estado de consciencia de quien lo porta. No hay nadie a quien echarle la culpa. Todo ha sido libremente consentido. Por otra parte, se encuentran los compromisos de Cámara, también libremente asumidos para el resto de la Vida. Anularlos es la aceptación total del propio fracaso.

Sat Arhat José Marcelli Noli
www.redgfu.net/jmn

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