jueves, noviembre 27, 2008

Cartas 179

Querida Discípula Doña Lucía Cordero:

Tengo el gusta de profundizar un poco más en la carta 178, a solicitud de usted, que anexé recientemente a mis escritos. Contesto algunas de sus preguntas:

Nos dice que como realidad somos Humanos, con individualidad, como verdad, somos seres, ¿eso significa que somos todo?, estrellas, rocas, flores, aromas, luz, tenemos la esencia de todo las posibilidades de la creación?

La respuesta es sí, independientemente que no lo recordemos. Sería demasiado para el nivel actual de nuestra conciencia. Poco a poco nos iremos reconociendo como realidad, que es todo lo posible.

Nos habla de cuatro corrientes de la Conciencia: sensorial, valorativa, racional y total, de pronto me pregunto si Consciencia es darme cuenta, a través de los sentidos creo que si puedo darme cuenta de lo real, pero dudo que los valores y la razón me pongan en contacto con lo real, considero que estos son producto del pensamiento y el pensamiento justamente es lo que nos ha fragmentado y nos aleja de lo total, lo verdadero, el SER.

Ser es lo total, aunque nunca lo alcancemos. Los pensamientos son fragmentos de lo que vamos recordando, y aún así, lo sentimos cierto. Los pensamientos son limitados, para el momento, mientras no concibamos algo que supere lo que sentimos. Sus posibilidades son aparentemente ilimitadas, pero esperan siempre nuevos pensamientos. Es como si estuvieran en un cauce, dándose cuenta de que pueden ser superados en cada instante. No nos alejan del verdadero SER, más bien nos aproximan a él.

Cuando nos dice que los Sat-Arhat no pueden zafarse de lo DIVINO, creo que lo entiendo, pero me pregunto ¿los demás si podemos? ¿no estamos todos atados a lo Divino?

Lo Divino es ser. Es una posibilidad que se encuentra a partir de lo Espiritual. Es la iluminación, en esta Octava de manifestación. Es sentirse participe de todo, por lo menos en principio, y en referencia a esta Octava de Manifestación, donde nos encontramos, que por cierto, no es Todo. La mayoría de los Seres Humanos nos referimos a lo que vemos, palpamos, o pensamos que es cierto en relación a nuestras ex­periencias previas. No podemos hablar de Todo, sólo lo que suponemos. Tal vez por eso mantenemos una lucha sin cuartel, para justificar lo poco que sabemos.

En alguna de mis Cartas he dicho que al entregar el Grado de Gurú acostumbro decirles a los Candidatos al Grado que tendrán derecho a pasar de lo Humano a lo Sagrado, previa demos­tración que consiste en ir por el mundo sin dinero, afrontando sus situaciones confiados en la Divinidad. Quien lo logra demuestra que es un Gurú. A partir de ahí puede hacer uso de lo que considere conveniente para las necesidades de su grado. Entra, naturalmente, en lo etapa de lo Cósmico donde todo está relacionado con todo. Los demás no se sienten atados a lo Divino, pero recurren a un subterfugio muy conocido, el de dejarle a Dios que lo resuelva milagrosamente.

Cuando nos dice que vamos hacia una síntesis que amalgama muchas de las síntesis individuales, me pregunto, ¿podremos realmente amalgamar las síntesis individuales en una sola o se trata de que nos demos cuenta de que las síntesis individuales ya expresan la totalidad?

Para el Ser Humano, lo que sabe, por poco que sea, es todo lo que puede captar en ese momento. Es todo para él, no se explica cómo puede haber más. Se atiene a la síntesis que amalgama todas sus síntesis. Lo que sigue pertenece a sus creencias, y como estas son ajenas a lo que sabe, lo deja a la Divina providencia para que lo resuelva. Es el camino de la religión, acata la voluntad Divina cualquiera que ella sea. Solamente que hay muchas religiones que se disputan la verdad. Pero eso ya es otro problema.

La Consciencia de los grados tiene que ver con este darse cuenta de esta totalidad? de poderse mirar en todo, de saberse todo? de expresar no solo profundo respeto por todo sino ser parte de ello?

Eso, supuestamente, es la Iluminación. Darse cuenta de todo sin experimentarlo todo, simultáneamente. Es el comienzo de la Conciencia de lo Divino, la que le atribuyo a un Sat Arhat. Se dice fácilmente, pero sólo se comprende cuando un Maestro acepta todo como cierto, y dice, además, que todo lo que puede pensarse es cierto, tal como nos dijo el Sublime Hermano Mayor y nos aseguró a algunos de sus discípulos; o sea, que todos tenemos razón, por contradictorias que sean nuestras razones.

El Caos. ¿Y qué es el Caos? El principio, antes de que todo pudiera ser pensado, clasificado y vivido, para dar Fe de que existe. Una Octava de Manifestación, de las incontables que supone el Universo.

Cuando yo les aseguro que en la primera etapa de la Iniciación es cuando se está preparado para asumir que las contracciones son complementarias, y que su función es elevar la contracción para elevarse hasta resolverse en unidad, como la Vida y la Muerte, les estoy planteando la primera gran Incógnita del Universo, la de la Unidad en la diversidad. ¿Cómo es posible que pensemos que la Diversidad tiene Unidad? Pues así es, y quien comienza con esto se pierde en un conjunto de contradicciones.

Y es claro que no les estoy proponiendo que el hombre y la mujer sean sólo diversidad, sino que son, finalmente Unidad. Les estoy proponiendo la búsqueda de esa Unidad. De otra manera hay que dejarle el misterio a Dios para que Él lo resuelva. Por naturaleza la mujer está hecha para concretizar lo celeste en terrestre. Su fuerza está en atraer a lo que representa una fuerza divina y concretizarla en algo terrestre, para dar Fe de que existe. Les estoy planteando una posibilidad para el que se Inicia en la Realidad y trata de encontrar el paso a la Verdad, donde ya no importa que sean dos, la Mujer y el Hombre, sino hasta complementar su Unidad. Les estoy comenzando a plantear la Unidad de la Diversidad, el Todo en uno y el Uno en Todo.

Sat Arhat José Marcelli Noli
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lunes, noviembre 24, 2008

Cartas 178

La iniciación en lo sagrado y en lo real tiene, por lo menos, tres aspectos. El primero es de preparación. Comienza cuando el individuo, por uno u otro motivo se interesa en la gran fraternidad universal, practica alguna de sus recomendaciones particulares y encuentra que le proporciona alguna satisfacción física, mental o espiritual. Inclusive cuando se trata simplemente de perder algunos kilos que lo hacen verse descuidado, y se siente tensionado por su mala apariencia.

La salud y la conciencia se justifican muy bien en esta etapa, a menos que siga faltando algo más, como el control de las emociones, por ejemplo. Ahí el campo es muy amplio, y a cualquiera más o a cualquiera menos, le sobran emociones demasiado evidentes, o le faltan emociones suficientes para compartir en un nivel social adecuado. El yoga y la respiración controlada le dan muy buena respuesta para comenzar. Luego vienen los estados sutiles de las emociones donde la pérdida de control puede ser una condición decisiva para no inspirar confianza en cuestiones de serenidad y de decisiones que requieren de confianza en sí mismo.

Luego viene la cuestión de abrirle paso a la mente para que tenga el máximo de potenciales al optar por los pensamientos más convenientes en el momento que se requiera de ellos. Pensar con claridad, sin emociones que perturben a quien concibe los pensamientos y pueda aplicar sus pensamientos en la forma más positiva, de acuerdo a las circunstancias. Ni antes ni después. En el momento justo.

Esto puede hacer parecer que se busca que las facultades naturales funcionen aisladamente, pero es todo lo contrario, se trata de que todo funcione óptimamente para darle base a la siguiente opción hasta donde sea posible, sin restarle su oportunidad de manifestarse, siempre dando oportunidad de actuar en el momento preciso, ya que todo está jerarquizado en la naturaleza.

Esta sucesión cambiante de acciones conducen a la práctica de acciones espirituales, sin aparatos místicos, o actitudes preconcebidas, dejando libre al espíritu para actuar sobre la base de universalidad previamente construida.

En efecto, la base espiritual es la síntesis de todo el proceso. La apertura a una nueva dimensión que comprende lo material, lo emocional y lo mental, y nos permite abrirnos a la unidad, donde todo está en potencia para integrarse a la diversidad. La verdadera creatividad está en llegar a este punto y darle oportunidad para que se manifieste. No es cuestión de repetir asuntos de sobra conocidos, ni darnos ánimos creativos, es ser creativos, permitiendo a nuestro espíritu que se manifieste. O sea, entrar en una nueva dimensión.

Cuando se ha llegado a esto, se ha llegado a la iniciación en lo real. Es el primer de grado de iniciación real, el getuls.

Para llegar a getuls se vive la etapa del yaminado, la de medio gegnián y la de gegnián. Etapas preparatorias, capaces de darnos respuestas suficientes para el nivel de nuestras inquietudes. En cualquiera de ellas pueden terminar nuestras inquietudes y está bien, nos queda en vasto mundo de la diversidad donde podemos investigar, construir, destruir y generar una dinámica que mejore nuestras vidas. Pero si nos queda algo que no sea producto de la mera ambición emocional, tenemos la iniciación en lo real, lo relativo, lo que es uno y siempre es dual, como la noche y el día, la vida y la muerte, en fin un singular acervo de manifestaciones que exigen nuestra muy atenta consideración durante una vida o una serie de vidas, hasta que sean superadas y estemos aptos para la tradición de iniciación en lo real.

A partir del getuls comienza una nueva investigación. Se trata de no aceptar como válidas las dualidades. Se trata de encontrarles solución de unidad. La aparente dualidad solamente es un proceso de superación por contradicción, que se resuelve en una superación de la dualidad. No se trata de aceptar que la muerte, por ejemplo, es la culminación de una vida y lo demás se lo dejamos a dios para que lo resuelva. Se trata de saberlo nosotros. Y sin subterfugios, porque así tiene que ser. Se trata de encontrar y vivir la superación de las dualidades hasta convertirlas un unidad. No se trata de aceptar que el hombre y la mujer son diferentes porque sí, se trata de obedecer las leyes universales que hacen que esto sea así y superarlas hasta realizar esta aparente dualidad y convertirla en una noción de igualdad que nos lleve a una nueva opción de integración en lo sagrado, pero, está claro, no pasando por encima de lo establecido, sino obedeciéndolo hasta sus últimas consecuencias.

Para esto son los grados de iniciación real, en lo relativo, en la realidad, de getuls, de gap pa y de gelong. Cuando se han cumplido, no importa cuántas vidas nos lleven cumplirlos, estaremos preparados para aplicarlas a los grados de iniciación en lo real y en lo sagrado. Seremos auténticos iniciados en lo real y en lo sagrado. Para eso son los grados de gurú, sat chellah y sat arhat, los supremos grados de iniciación en lo sagrado y en lo real.

Nos falta mucho, sí, pero lo vida es eterna y está dividida en octavas de manifestación. No hay final. Más vale que no comencemos a sentirnos felices de vivir, sin andarnos manoseando con títulos de más y de menos. Cada uno está en lo que está bien, si le satisface, y hay lugar para todos.

Los grados que no se comprenden todavía, debemos dejarlos para nuestro futuro. Cuando lleguen serán bienvenidos y no crearán perturbaciones de emociones desmedidas. Si queremos hacer sentir que nuestro maestro es más importante que el de los otros, por ejemplo, demostrémoslo con la conducta adecuada, que no es otra que mostrar sus virtudes en la práctica.

Sat Arhat José Marcelli Noli
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sábado, noviembre 22, 2008

Cartas 177

Este mundo es pura ilusión, es maya, como dicen los hindúes. Las causas producen efectos que a su vez producen nuevos efectos, y así hasta el infinito. No hay nada permanente que valga la pena alcanzar, pues siempre habrá algo más allá. En eso está todo el misterio de nuestra vida, en que somos Realidad, relatividad, y somos Verdad. En cuanto a la Realidad en cada instante cambiamos, en cuanto a lo verdad simplemente somos.

Muy bien, pero antes habrá que convencerse que nosotros somos una causa que puede producir incalculables efectos y tenemos la obligación de tomar la dirección de esa causa por toda la vida. No digo de toda la muerte, pues la muerte es solamente un lapso donde esa causa por toda la vida se resume en una nueva causa que cumplirá su función de generar nuevas causas, en condiciones diferentes debido a otras nuevas causas, o participando con esas causas, para producir nuevos efectos y soportar esos efectos, buenos o malos en ese siguiente ciclo de vida.

O sea que nos vamos a encontrar con todos nuestras experiencias resumidas, en nuevas tierras y con elementos favorables y desfavorables, para crecer e influir en nuestro entorno durante ese nuevo ciclo de vida, que adquirirá nuevas experiencias y que finalmente se resumirá para encontrar otras en nuevos ciclos de vida, considerando las experiencias que faltaban de ciclos anteriores y abriéndose a nuevas experiencias. De este modo avanzamos, en grupos de individuos similares a nosotros, nunca exactamente iguales, pero con afinidades o destinos parecidos.

El grupo familiar del que formamos parte, tiene algunos objetivos que son similares, aunque nunca exactamente iguales, a los que nos apoyan en nuestro nuevo proyecto, o lo modifican según sus propias expectativas. Los grupos familiares de que vamos formando parte son importantes en nuestro desarrollo, pero nunca definitivos. Por lo general cambiamos de grupos familiares, según nuestras nuevas tendencias. O sea, que todo se va ajustando a nuestra búsqueda en un fin común.

En realidad formamos parte de la misma Humanidad y su proyecto en común, aunque ocupemos un lugar especial en el proceso. Las experiencias ajenas influyen sobre nosotros, y las nuestras influyen sobre los demás, positiva o negativamente. Así, nos formamos en nuestras familias particulares, que son las familias que se constituyen en cada país, en el conjunto de conjuntos de nuestros proyectos obligados y nos vamos impulsando hacia una Fraternidad Universal, a pesar de nuestros contrasentidos, aun con nuestras personales oposiciones a los ideales, a nosotros nos parecen comunes. Luego, llegamos a un punto álgido donde se acusan más diferencias. En ese punto nos encontramos con nuestras diversas Líneas de desarrollo dentro de la Fraternidad Universal. Esta es una etapa crucial dentro de nuestros proyectos personales, aun cuando sea haciendo valer nuestros esfuerzos, manteniendo el respeto. Esa lucha nos enseña a ser respetuosos con los esfuerzas ajenos, y podemos aprovechar esos evidentes contrasentidos para hacer efectivas nuestras propuestas, sin atribuirles alcances que no podamos demostrar.

Es precisamente en esta lucha donde refirmamos todo el proceso, como si fuera totalmente coherente. Lo importante es que todos queremos ser acertados porque nuestras razones nos parecen ciertas y lo cierto es que son relativas. ¿Somos una opción de la Realidad o una propuesta de vida para toda la Verdad? Ya es tiempo de ir dando una respuesta a nuestro destino. Si somos una simple opción de una Realidad múltiple nunca estaremos satisfechos totalmente. Si somos la respuesta final de la Verdad, nos falta mucho, muchísimo más qué explorar, qué vivir y hacer valer nuestras vivencias. El simple hecho de aceptar que la nuestra es una sucesión de vivencias cada vez más refinadas en búsqueda de una Verdad, en una eterna búsqueda de una Verdad más amplia, en todos los sentidos a nuestra Realidad es, por lo menos, un principio honesto de buena fe. Creer que ya no podemos ser mejores de lo que somos es, por lo demás un síntoma de desesperación. Cierto, es que comenzamos a tomar la Verdad como algo creado por nosotros, en la cual tienen que participar todos los demás como sublimación de nuestro Ego, pero si llegamos a demostrarlo ¿con qué compararíamos la Realidad que estamos viviendo, si ya todo está incluido en la verdad y no queda nada por fuera de ella? Nuestro Ego, en su parte más noble, nos dice que todo está incluido en él, con un poco más de tiempo, pero no hay más. ¿Qué tanto tiempo? La eternidad.

No nos hagamos ilusiones, por grande e impactante que sea la Realidad de quien lo haya dicho. Tal vez él es de esta época, plagada de contrasentidos, pero no el único representante de esta época, donde ya aceptamos a ésta como una época mucho más grande, pues asumimos que es grande porque la aceptamos como una de las infinitas octavas de manifestación de la Realidad que nos ha tocado vivir. ¿Cuál Realidad? La de aquí y ahora; después, es la Verdad que no tiene antes ni después.

Lo que no tiene antes ni después es la Verdad. ¿Con qué lo podemos comparar, si no tiene antecedentes ni precedentes? Con ella misma. Eso es Maya, ¿y el antes y el después?

Comencemos a INICIARNOS. ¿Qué podemos iniciar? En algo que todavía no hemos iniciado. En la Verdad. ¿Cómo? Haciendo caso omiso del antes y el después. ¿Algo nuevo? Algo nuevo tiene forzosamente un antes, cuando no lo había. Así que volvamos a lo de la Realidad y la Verdad.

Tenemos una Realidad donde se va manifestando la Verdad. Tomamos parcialmente, conciencia de nuestra Verdad – digo parcialmente, porque nuestra Realidad, por grande que fuera, no nos puede revelar toda la Verdad – la va revelando poco a poco, sin poderla revelar toda. Entre la Realidad que tenemos y la Verdad que somos, se va produciendo un fenómeno que llamamos la Consciencia, consciencia de la Realidad. O sea que la Conciencia, cuando se asimila cabalmente, es la que nos deja percibir la Verdad parcialmente en nuestra Realidad presente.

De aquí que nuestra Consciencia de la Verdad es siempre incompleta. Pero es la única que nos deja alguna constancia de la Verdad, incompleta, naturalmente. Tantas veces se da este fenómeno que llegamos a confundirla con la Realidad, y pensamos que la Verdad es igual que la Realidad. Es entonces que comenzamos a sentirnos Divinos, a sentir que somos en principio Divinos y que, en conclusión, somos Divinos por naturaleza. Esto no tendría nada de malo, excepto que nos hace sentir más Divinos que los demás y nos crea dificultades.

Es aquí que se hace necesaria la Iniciación en lo Sagrado y en lo Real. En lo que podríamos llamar la diferencia entre lo Divino y lo presente, o sea lo relativo, y lo que es, sin principio y sin fin, lo eterno, lo que no tiene comienzo ni fin, lo que no se puede comparar con nada. Ahí es donde entra en acción la Fe, la religión, la que trata de unir lo relativo con lo verdadero. El resultado, ya lo conocemos.

Tenemos pues, dos grandes campos para desarrollar nuestra conciencia – que en la Realidad son uno sólo – el de la conciencia y el de la Fe. Con la Fe podemos creer lo que se diga que hay que creer para asimilar la Verdad en algo que llamamos Dios; con la conciencia podemos encontrar, pasa a paso, en diferentes Octavas de Manifestación al mismo Dios, respetando todos los incontables aspectos en que se nos manifiesta, siendo lo suficientemente humildes para reconocerlo en todas sus manifestaciones y sin declinar ante nuestra conciencia.

Sat Arhat José Marcelli Noli
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miércoles, noviembre 05, 2008

Notas 1051 - 1060

1051. Expliquémoslo nuevamente: ¿Que hace a un Gurú buscar el sentido del Ser, de la convergencia de las cuatro corrientes de la Conciencia para encontrarse en el punto que corresponde a la Conciencia de Ser, – X, la gran incógnita, – sin opciones para determinada corriente? Conseguir imparcialidad como medio para llegar a la Conciencia Total. ¿Ya lo sabe todo? No, conoce todo en su justo valor y desde ahí juzga lo que le conviene hacer. Usa lo que le da su Consciencia Sensorial, pero sabe que es falible en cuanto a sus valores. Usa los alcances que le da su conciencia valorativa como medio, en relación de lo que detecta su conciencia sensorial. Si hay más fuerza lo valores cambian.

1052. Dentro de este cuadro de valores que cambian hay otra opción, precisamente la de los valores que cambian constantemente. ¿Para qué cambian? Para dar oportunidad de que podamos escoger los más positivos, creativos o destructivos, en un momento dado. Es decir, cambian para mostrar sus posibilidades de acierto o de desacierto dentro de un plan inteligente, que es el resultado de lo que pretendamos mentalmente. Si no hay un plan no hay nada, es inútil la conciencia, a menos que se esté especulando a ver qué pasa.

1053. Tenemos, pues, tres valores: el sensorial, con su poder de manifestación de las cosas en sus factores de fuerza; el racional, que es el plan que dirige hacia un propósito común; y la conciencia de ese plan común, generalmente atribuido a la razón. La posible convivencia de esos tres factores en un plan dirigido hacia una convergencia común, debe tener una justificación, que es la de hacerlos recuperar algo que les es común, la unidad. Eso es precisamente una función espiritual que suponemos que realiza el Gurú.

1054. Si se recupera la unidad el propósito está consumado, hasta el punto del Ser. O sea, que si un Gurú, es un Espíritu que se ha elevada hasta el punto de ser, es un factor de reorganización de la naturaleza dispersa para darle sentido de unidad que fomentará la convergencia de sus factores divididos hasta el punto de hacerlos convergir en un punto donde sirven al Ser, tanto en lo inconmensurablemente pequeño de su manifestación, como en lo inconmensurablemente grande de su misión de impulsar los cuatro elementos básicos del Universo, en esta Octava de Manifestación. Esa es la acción del Poder de un Gurú.

1055. El Gurú tiene la capacidad de encontrar el punto donde los factores macro Cósmicos se integran sin dificultad con los factores micro Cósmicos y está obligado a demostrarlo a sus discípulos, renunciando de antemano a los apegos en aspectos determinados, los que mueven a la naturaleza en planos inferiores, tales como dinero, lujos, afectos, y en general, a cualquier cosa que le proporcione poder. Es un ser dedicado a Ser un factor de armonía de los elementos naturales. Esto parecería ser suficiente para un Gurú, pero solamente es parte de un proceso, el cuarto nivel de una escala de siete niveles. De hecho es un nivel bastante elevado para un Ser Humano común y corriente, cualquiera que sea su condición de poder, pero es parte de un proceso que se dirige hacia lo Cósmico, hacia la Unidad total sin perder su diversidad.

1056. ¿Qué se puede entender como Cósmico? Lo que no se apega a nada de los poderes de la Naturaleza macro o micro cósmico, pero los supera a los dos. No lucha por establecer la superación de lo que se encuentra diluido en lo micro cósmico para hacerlo equiparable a lo macro cósmico, sino que su intención es manifestarlo en un solo cosmos. Si lo consigue estará en un nuevo plano superior al de Gurú, está comenzando a integrarse al plano de un Muy Honorable Sat Chellah. Pertenece a una categoría superior. Sus fuentes no son de poder pasivo, puesto que ya conoce a los dos y no aboga por tener de uno o del otro. No es un factor de división sino de integración.

1057. Entender esto tal vez cuesta algo de trabajo intelectual, sobre todos a quienes se mueven entre factores creativos o destructivos, y lo más probable es que se muevan entre ambos, para poder destruir lo que se les resiste a obtener el poder, y no se valen de ninguna circunstancia histórica, de unidad del pasado ni del presente, con miras a consolidar el poder para el futuro. Simplemente buscan lo Cósmico, es decir lo que no presenta ningún límite circunstancial, histórico o de oposición a otro poder establecido o que lucha por prevalecer. Lo cósmico se entiende como no opuesto a nada, ni a Dios ni al Diablo, total, sin condiciones.

1058. Queda un nivel aún más elevado, el del Venerable Sat Arhat, él se inspira en una concepción de lo Divino, y en él no puede excluirse sin anularse totalmente.

1059. Es casi imposible hablar de lo Divino, sin excluirse. Lo primero que hay confesar sin tapujos es que todo es Divino, lo sucio, lo vivo, lo fétido, lo horroroso, lo agradable, todo lo que se pueda concebir. Vivimos en un mundo de valores que hemos llegado a establecer para normar nuestra conciencia; para hacer leyes, normas, directrices en general que derrumbarían todo lo que hemos logrado construir en milenios si aceptáramos la norma de llamar divino a todo. Generalmente lo dividimos en malo y bueno. Llamamos malo a lo que nos hace retroceder en el tiempo o el espacio, y llamamos bueno a todo lo que nos hace avanzar algo, por mas inconsistente que sea. Creo honestamente que no estamos preparados para hablar de lo divino, sobre todo, incluyéndonos en el proceso de lo Divino. Así que hagamos un convencionalismo más, por indeseable que nos parezca: hablemos de lo divino refiriéndonos a los Sat Arhat, aunque parezca que lo divino es la Unidad y la Diversidad, lo que vivimos todos los días. Pues lo Divino es la diversidad que vivimos todos los días y lo Divino es lo que vive Dios… pero si nos ponemos fuera del Divino Plan de Dios no estamos hablando de nada.

1060. Digamos que los Sat Arhat viven lo mismo que nosotros con algunas restricciones que nos parecen obvias, pero que en su conciencia saben que no pueden zafarse de lo Divino. Así tenemos un plan para desarrollar la conciencia en esta octava de la Naturaleza Humana que nos hace conocer el plan para avanzar un poco en la conciencia de las inconmensurables posibilidades de Ser y de experimentar nuestro propio Ser.

Sat Arhat José Marcelli Noli
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lunes, noviembre 03, 2008

Cartas 176

Vamos a examinar algo aparentemente ocioso, pero definitivo para un Iniciado Real. Se trata de entender qué es la Realidad y en qué se diferencia con la Verdad.

La Realidad es algo limitado a Espacio y Tiempo. Pero hay una diferencia con la Verdad. La Verdad no tiene límites en el Espacio-Tiempo. Nosotros, como Humanos evidentemente somos Realidad, pero hay un aspecto que consideramos nuestro que no pertenece a la realidad, sino a la Verdad. Ahí es donde comienzan nuestras dificultades. Nuestro cuerpo humano ocupa un Espacio-Tiempo mesurable. Podemos decir que necesitamos un cierto Espacio y un cierto Tiempo, aunque aproximado, para vivir. Con nuestro Ser no sabemos cuándo comenzó ni cuándo terminará. Somos Realidad y somos Verdad. En cuanto a la Realidad podemos compararnos con multitud de cosas, pero como Seres tenemos que recurrir a Dios, en el sentido que no sabemos dónde comienza y donde termina, y fácilmente nos confundimos.

Nuestra Realidad pertenece al campo de la Razón y la mente, nuestro Ser se le escapa. Entonces hablamos de nuestro Ser a una persona humana y lo llamamos Yo, y la gente nos reclama por egoístas. Si le llamamos Ser la misma gente nos vuelve a reclamar pensando que ya nos sentimos Divinos. Esto es un factor de desavenencias. O somos Yo, así a secas, o somos divinos. Pero, si nos consideramos divinos tenemos que incluir a todos los demás y pierde su sentido nuestro Yo. Si convencionalmente nos incluimos en el Ser nosotros, alguna gente se siente agredida.

Esto se agudiza cuando nos consideramos miembros de una comunidad. ¿Quién es Yo y quién es nosotros? Especialmente en una comunidad religiosa. Tratándose de una comunidad de Iniciados, podemos discutir algunas cosas generales, respecto a nuestros diversos Maestros, porque cual más cuál menos, cada uno tiene su estilo para hacer comprender a sus Discípulos, excepto cuando se trata de un Avatar único en su época. Entonces llega la competencia para ver quién es el que sigue al mejor Avatar.

Esto nos lleva a tratar de establecer quién es el que está más cerca de la Fuente Única y, cada cual se agarra del más cercano que tiene por simpatías de temperamento. Naturalmente que los avatares cambian y sus temperamentos son diferentes. Esto los hace más cercanos a la Realidad que a la Verdad, aunque si realmente son iniciados el asunto los deja sin cuidado, pero si son religiosos nuestros propósitos, encuentran en sus condiscípulos el mejor medio para descargar sus emociones.

El caso es que hay Iniciados Reales y estos son los que dan fe de la calidad de su Maestros. En el caso de los Maestros Religiosos no hay discusión posible. Sencillamente se tolera lo que aseguran que saben y punto y aparte.

Ahora bien, entre Discípulos de varios Maestros de Iniciación Real naturalmente hay preferencias, muy respetables y juiciosas que son conceptuales, acerca de tal o cual cosa, y de ahí no pasa, excepto cuando se trata de costumbres más ligadas a la tradición religiosa que a la Iniciática. Por ejemplo están los Discípulos que aunque se saben seguidores de una Nueva Era, se empeñan en seguir militando en la Era que los mantuvo, por cualquier razón, unidos. Sean de la época de Aries o de Piscis, e insisten en seguir sus costumbres, avaladas por el factor tiempo y sin admitir que los tiempos han cambiado, insisten en seguir a un Maestro Iniciado, y cuando él se va, como cuerpo humano, insisten en seguir por su cuenta con toda seriedad. Son adictos a la Realidad que dejó su señal en ellos como si fuera inmutable. Lo mejor es dejarlos que sigan su lucha, a sabiendas que están condenados al fracaso y, probablemente, encuentren simpatizantes de su era o por lo menos que tengan confianza en su sinceridad. De otro modo el desgaste en quererlos cambiar de posición es desastroso, por lo menos hasta cierto punto, dejándole al tiempo su convencimiento. Porque en todo lo que es Iniciático, quien lo Inició deja algunas reglas para la continuación de su obra, como se ha visto con la creación del Muy Honorable Cuerpo Colegiado y todo el aparato administrativo que le da apoyo.

Pero volvamos a nuestro asunto que es el de hacer comprender qué es un Iniciado Real a otro Iniciado Real, sin implicar nada de lo Sagrado, porque hay un nivel de Iniciación Sagrada y Real que solamente comprenden lo que se mueven entre los aspectos superiores de la Realidad y de la Verdad, es decir, los Iniciados en lo Sagrado y en lo Real. De Gurú hacia arriba, aparte de que hay algunos, especialmente en los primeros pasos entre Era y Era que tienen sus Maestros de Alto Rango Espiritual.

Un Iniciado Real lo es hasta el Grado de Gelong, utilizando las denominaciones de las Escuelas de Yoga. Del grado de Gurú, y los más adelantados, Sat Chellah y Sat Arhat, se consideran Iniciados Sagrados y Reales como se les indica al entregarles su Grado ya en público. ¿En qué se diferencian de los que no lo son? Hay varias cosas. Una de ellas es que les cuesta hablar de lo Divino, porque se han dado cuenta que lo divino es innombrable, solo en público lo dicen, a sabiendas de que no lo podrían razonar coherentemente, porque lo Divino es una parte de su comprensión universal, en la cual, ellos mismos están incluidos.

Un Iniciado habla de que está Iniciado en una búsqueda, y en esa búsqueda está implicado un Maestro, que generalmente es el suyo, o el que les haya dejado su Maestro para continuar la búsqueda; un Maestro que responde por ellos y puede valorar sus aciertos o desaciertos en la Línea, en el Linaje, que entre ambos siguen. Un Maestro que en sí mismo es una línea a seguir, no exactamente la de ellos, pero sí un punto de referencia relativo, medible, en el largo camino que les toca recorrer, un Maestro que representa a su propio Maestro en cuanto a su Linaje y, quien a su vez quedará en representación de su Maestro. En fin, esta es la Línea de Primogenitura que se atribuye a los Maestros con Linaje.

Un Discípulo de Iniciación Real a lo largo de una trayectoria, donde sus Grados Iniciáticos se miden en relación con su comprensión de la Vida como Fraternidad Universal, y su pensamiento universal no excluye a nadie, pero su propia vida se estimula por las vivencias que hacen descubrir las contrapartes oscuras de la vida que le falta vivir, para superar las etapas que le falta realizar para conocer otras más elevadas, muestra su respeto a todas las concepciones de la Realidad, donde todo lo que se vive es cierto, aunque esté equivocado desde su propio punto de vista, puesto que si puede decirse es cierto, según lo aseguró el Hermano Mayor frente a la incredulidad de sus Discípulos.

Sat Arhat José Marcelli Noli
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