sábado, octubre 25, 2008

Cartas 167

Parafraseando al insigne Don Miguel de Cervantes Saavedra: “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…” Pues bien, en un lugar de Suramérica de cuyo nombre no quiero acordarme… sucedió. Se acercó un Caballero a la Casa Sede donde me hospedaban, y dijo:

Oímos hablar a usted en un salón del Banco y nos pareció que tiene algunos conocimientos esotéricos sobre el papel de América en estos tiempos

Así es

Debo de advertirle que quienes se interesan en esto están versados en alto esoterismo y saben que el esoterismo es sólo es para hombres

Fijamos la fecha y la hora, y ellos ofrecieron pasar a recogerme.

La visita intrigó a dos Damas de la RedGFU, que insistieron en acompañarme. Me negué. Ellas se valieron de la Dama que me había invitado a dictar la conferencia en el Banco y en el día, a la hora convenida se me colgaron muy sonrientes a los lados de los brazos y me advirtieron:

Sin nostras no va usted a ninguna parte

Llegó un elegante automóvil europeo y ellas se mantuvieron en lo dicho. Me dijeron que ellas sabían dónde iba a ser la reunión y comenzaron a encaminarme. Para hacer más pintoresco el cuadro sucedió que el Ejército estaba vigilando una columna de manifestantes algo belicosos. Se me acercó un oficial y me preguntó:

¿A dónde va usted, Maestro?

Se lo dije y él dio órdenes a un pelotón y se puso al frente de él para escoltarme. Discretamente me mostró su botón de Yamín que llevaba bajo la solapa de un bolsillo.

El comité de recepción que se había reunido a la entrada del edificio para recibirme se mostró ofendido, pero no dijo ni hizo nada, excepto quedarse viendo la manifestación. El oficial entró y se sentó entre los que esperaban la conferencia.

El encargado de la presentación dijo, escuetamente:

Diga usted…

Entonces comencé:

En nombre del innombrable, que se refleja en lo que sí puede nombrarse, vengo a hablar para los que saben… y les solté una perorata de dos horas.

Al final, los anfitriones, visiblemente interesados, me pidieron una segunda oportunidad para seguir hablando de alto esoterismo.

Les advertí que solamente aceptaría si invitaban a sus esposas. Ellos estuvieron de acuerdo, pero no las invitaron. El asunto se resolvió después en una reunión social que se realizó en El Salón del Cielo, en un edificio que dominaba la Ciudad.

¿Cómo es que ha estado usted en la Ciudad y no lo sabíamos? – preguntaron.

En ese momento me pareció el asunto divertido, pero el día de ayer, el octavo día, del octavo mes del octavo año del nuevo siglo, al ver por TV la inauguración de los Juegos Olímpicos, comencé a entenderlo, o creí entenderlo, porque no soy muy versado en alto esoterismo, pero estuve pensando en la Serpiente que Vuela, en el Gran Dragón y en la Misión del SHM en México.

Se me ocurrió que los Náhuatl decían que venían de la Tierra de la Blancura, que algunos han asociado con la idea del Cielo, pero lo más sensato es pensar que venían del Estrecho de Bering y que no les era desconocido el símbolo del Dragón que, a fin de cuentas, es una Serpiente que vuela y sugiere la muerte y el renacimiento, la Octava Casa, especialmente cuando se asocia con la belleza de la mariposa y el poder, el culto a la Serpiente, atribuido a Quetzalcóatl, que llamaba a sus discípulas Mariposas y a su discípulos Serpientes, como se aprecia en las leyendas de las Escuelas de Sabiduría, los Calmecas, o sea, la contraparte de Tezcatlipoca y sus Calpullis con su culto a la Tierra y a los sacrificios con corazones sangrantes.

Fue en Tijuana, en el Extremo Norte de México – que también es parte de Norteamérica y su Cultura Indígena Guerrera, – que se presentó al SHM un hombre y le dijo, cuadrándose al estilo militar:

A sus órdenes, Maestro

¿Quién es usted?

Soy Vicente Licona. Sé que usted está recorriendo América en busca de su retiro espiritual y vengo a decirle que yo sé dónde está

¿Dónde está?

En la Hacienda de mi Mayor Don Joaquín Alcántara, en Coatepec, VeraCruz.

Esto lo estuve recordando ayer, mientras contemplaba el magnífico espectáculo de Las Olimpiadas en China, y veía al Pueblo del Gran Dragón entrar en la Nueva Era de Acuarius con sus tradiciones milenarias y su tecnología de punta. Una de las cosas que me llamaron la atención fue la participación equitativa de la Mujer al lado del Hombre, la Mariposa y la Serpiente, El Dragón que, según los Náhualt, vuela con las alas de una Mariposa, y su relación con los Ancianos Sabios y Literatos de la Tradición.

Quetzalcóatl Tlahuizcalpantecúhtli – el Señor que hace nacer la Luz – y Quetzalpapálot – la que da forma y existencia al Ser y ayuda al Sol de Noche para ahuyentar a las sombras donde acechan los Jaguares, han vuelto – pensé – tres Seres distintos y un solo SER verdadero.

Sat Arhat José Marcelli Noli
www.redgfu.net/jmn

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