Grandeza y miseria: Iniciación Sagrada y Real. Duele, por el Instinto de Conservación, y el dolor se atenúa cuando se sabe que todo conspira para que la Vida, nuestra vida, sea mejor. Entonces, aparece el Orden, la Orden, la Ley, las leyes y la Tradición. Nada es fortuito. Toda causa tiene un efecto y mientras más limpia es la causa más oscura es la reacción; pero el Orden prevalece y el efecto engrandece a quien tuvo el valor de generar la buena causa.
La explicación fácil es que todo se le debe a Dios – Dios me lo dio, Dios me lo quitó, Bendito sea Dios – ¿y dónde está Dios? – En el Cielo, en la tierra y en todo lugar – es la respuesta. Entonces ¿algo, por muy poco que sea, está en mí? Si tienes el valor de asumirlo contéstate a ti mismo, asumiendo, de antemano, que nada es gratuito porque Dios es Justo y entrega a cada quien lo que se merece.
Si todavía te queda valor, pregúntate: ¿Quién hace mi suerte cotidiana y mi destino final? No lo digas, la respuesta es sólo para ti.
¿Comprendes ahora lo que es la Dignidad Humana? Ser Hijo de Dios – como la llaman algunos – tiene un alto precio que se paga con Servicio Impersonal a la Vida, sin condiciones laborales ni escalafones jerárquicos.
¿Te resulta muy arrogante admitirlo? Bien, entonces busca a un buen grupo o Iglesia religiosa y vive en paz. Eso es muy digno también. Lo indigno es culpar a otros de tus errores y desdichas, porque los otros, igual que tú y que yo tienen los mismos problemas, con tintes y matices diferentes.
¿Ni la Iniciación o la Religión te interesan? Bien; entonces pregúntate que deseas. Haz una lista de todo lo que deseas – que, por cierto, son muchas cosas maravillosas – y redúcelas a lo que consideres más deseable. Bien; ¿ya sabes qué deseas? Ahora hazte una pregunta más: ¿Qué es lo que realmente puedes obtener de entre todo lo que deseas? ¿Ya? Todavía te falta hacerte una pregunta más: ¿Qué es lo que es correcto hacer para realizar lo que deseas, de acuerdo con las leyes, costumbres y usos de tu familia, la Sociedad y el País donde vives?
No me lo digas a mí ni a nadie, es asunto tuyo. ¡Hazlo y afronta las consecuencias, y no culpes ni agradezcas a nadie las consecuencias! ¿Puedes hacerlo sin involucrar a nadie más? Te lo anticipo: no puedes, y si quieres que lo demás te respeten tienes que comenzar por respetarlos. ¿Entonces?
Como Ser Humano eres un individuo, eres unidad con diversidad. Eres Universo. Lo mismo que los gusanos y las galaxias. No te abrumes con lo inconmensurablemente grande ni te sientas superior a lo pequeño. ¡Asúmete a ti mismo y a todos los demás, Diablos o Ángeles, que sólo son palabras relativas que tienen sentido en relación de uno con el otro, con su contraparte! Pero más allá de esa relación complementaria y relativa no son nada. Son solamente potenciales en busca de realidad con forma en Espacio y existencia en Tiempo. Además es posible que tengan, en su propio nivel mayores problemas que tu. No son tus tentadores ni tus salvadores. Las tentaciones y las salvaciones están en ti mismo. ¿Crees que te estoy tentando para apoderarme de tu alma? No, decididamente no. Para nada me serviría tu alma. Yo tengo problemas con mi Alma y estoy tratando de resolverlos. No quiero que creas lo que te comparto. Analízalo. Si te resulta útil aprovéchalo; si no te sirve, olvídalo.
¿Quieres saber porqué te endilgo todo este rollo? Pues es muy sencillo: porque te necesito. ¿Para qué? Para que me des la oportunidad de hacer algo para mí mismo a través de ti. ¿Cómo es eso? Analicemos. La dinámica del Universo se produce por polaridad de causas y de efectos donde el Potencial Puro del Ser desciende y asciende. ¿Qué es lo que desciende y asciende? Para decirlo con palabras relativas, desciende la Luz inocente y asciende la Luz consciente. Porque la Luz es el elemento más rápido que puede detectar nuestra conciencia en esta Octava de la Naturaleza, en este Universo donde nos encontramos. Algunas personas le llaman Verbo a lo que desciende. Es lo mismo, vibración fina. ¿A dónde desciende? Digamos que a la oscuridad, a lo que está vacío de Luz, – Sat, lo Divino, desciende al An, lo denso – pero no se detiene ahí, sigue su curso curvo y continuo porque su Fuente la atrae. ¿Para qué? Para que la Luz inocente, sin experiencias, se refleje en lo denso – en este caso nuestro mundo – y adquiera experiencias por contraste y comparación para regresar a Su Fuente con Conciencia. Como dice el Cuarto Sello del León de la Tribu de Judá: Dios, a través de la forma humana comienza a conocerse a sí mismo. Y como es arriba, así es abajo, dijeron los Iniciados de Tauro.
¿Qué más? Nada te obliga a aceptar mi ayuda. Eres libre para decidir si te sirve o no. Si te sirve a ti me sirve a mí y de no servirte tampoco me sirve a mí. Yo debo de respetar tu Libertad, sin promesas ni amenazas. De no ser tú quien me puede ayudar hay millones de Seres Humanos que necesitan mi ayuda para ayudarme a mí mismo. Las afinidades selectivas y electivas nos han acercado.
La verdad es tan sencilla que, si yo se las dijera, ustedes no me la creerían – decía Don José Manuel Estrada, el MAESTRO – tengo que adornárselas con algo de esoterismo para que me la acepten. Guardando las proporciones, y con todo respeto a lo que dijo él, yo les digo: Ya es tiempo de hablar claro a los que están preparados, para que se evite el desgaste de las guerrillas y las declaraciones ampulosas por los medios modernos de comunicación. ¿Qué garantías les ofrezco? Ninguna. Vengan y vean. – Es todo.
Sat Arhat José Marcelli Noli
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miércoles, junio 18, 2008
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