viernes, diciembre 28, 2007

Cartas 139

Ayer asistí al Centro de Yoga de la RedGFU en San José Insurgentes, de la Ciudad de México, DF, para celebrar una Ceremonia Cósmica, invitado por la Directiva y los Alumnos. Me llamó la atención la buena disposición de los asistentes para este tipo de disciplina espiritual, pues la mayoría eran personas cultas en busca de más conocimientos. Así que les expliqué de qué se trataba:

Lo primero que debemos tomar en cuenta para comprender porqué hacemos esta Ceremonia es que vivimos en el Universo y somos Seres Humanos. Nuestro problema es encontrar conscientemente la relación que existe entre la unidad y la diversidad y entre el Ser y la persona humana.

Para eso tenemos algunas disciplinas básicas de desarrollo humano físico, psíquico, mental y espiritual. La parte física la desarrollamos con la alimentación, el ejercicio y la higiene; la psíquica con el servicio impersonal; la mental con el estudio y la meditación; la espiritual con el ritual para desarrollar la conciencia mística. El ritual se asocia con la noción del ritmo, de la sístole y de la diástole del corazón y de su expansión y la contracción. En Yoghismo el corazón ocupa el cuarto nivel en una escala de siete Chakras. Este cuarto nivel es el punto de encuentro del Ser como potencial puro y de la existencia humana limitada a la forma y la existencia.

Dentro de este esquema se desarrolla el proyecto de autodisciplina para obtener salud y conciencia, como base para alcanzar la realización trascendental que propone la Tradición de los Iniciados Reales. Esta Autorrealización es la relación consciente entre el Ser y lo Humano, entre la unidad y la diversidad, la experiencia del Ser Humano Total, en lo individual y en lo universal. El ritual consiste en el manejo de símbolos que crean un modelo práctico de puente entre lo que puede decirse y lo indecible; entre lo que puede verse y lo invisible, para sugerirlo en un lenguaje artístico, ya que el Arte se expresa a través de símbolos que sugieren lo que trasciende a las palabras, a veces usando palabras, como en el caso de los poetas; o con formas, movimientos y colores yuxtapuestos que crean puentes entre lo que puede verse y lo invisible, como en el caso de los Artistas plásticos.

Lo importante, en nuestro caso, es que el Artista-Iniciado domine su oficio y que a través de su disciplina construya un puente accesible para que nuestra conciencia transite sobre él. Cuando se vuelve hacia nosotros y declara que todo proviene de lo ¡santo!, de lo sagrado, de lo eterno, y que continúa siendo ¡santo! en nuestro plano de existencia, y aún lo que se encuentra más abajo de él siempre es ¡santo! uno comienza a experimentar subliminalmente la unidad de la infinita diversidad microcósmica y microcósmica…

Perdone, Maestro ¿cómo podemos saber si estamos imaginando, simplemente o se trata de una inducción mental que el oficiante de la ceremonia nos transmite?

Su pregunta me hace recordar una de esas inducciones mentales que me hizo un Maestro Chamán en Machu Picchu, el antiguo centro ceremonial de los Incas en Perú. Pero resultó que en lugar de impresionarme por lo inusual del fenómeno, reaccioné con enojo y el Maestro Chamán tuvo que escabullirse. Esa fue inducción sensorial que podía impresionar a los que no conocen lo trascendental. Era un engaño. Cuando se experimenta paz y confianza en sí mismo con satisfacción profunda es cuando el Artista nos inspira algo que se encuentra en el Ser. Cuando no experimentamos nada es porque, o no hay tal puente, o no queremos transitar por él.

¿Eso solamente sucede con los Maestros Chamanes o también con otros Maestros?

Lamentablemente, tengo que decirle que también sucede con otros Maestros que buscan prosélitos. Bien. Habrá que hablar un poco sobre esto. Siempre hay polaridad en la realidad humana. Esto no quiere decir que haya algo totalmente bueno o totalmente malo. Todo es relativo. Aún los Maestros proselitistas tienen su lado bueno. Ayudan a los que no confían en sí mismos y necesitan tener fe en alguien que los ayude. A cambio, sus discípulos se vuelven muy agresivos en contra de quienes no tienen necesidad de esos maestros. Por otra parte, hay Maestros que nunca buscan discípulos, pero están abiertos para el que los necesite. No prometen nada y procuran enseñar a cada quien a ser responsable de sí mismo. Por ejemplo, en una ocasión me dijo mi Maestro:

Cuando usted se encuentre frente a una dificultad o peligro que no pueda resolver, piense a fondo y sin reservas en lo que haría su Maestro si estuviera en su lugar. Algo se le va a ocurrir. Pero la decisión que usted tome es responsabilidad suya. Así lo hice en dos o tres ocasiones muy comprometidas y todo salió bien a la larga. Algunos pensaron que era yo astuto y soberbio. Simplemente cambié de actitud al darme cuenta de lo que haría mi Maestro.

Como bien se sabe, es mejor prevenir que lamentar. Hay que trabajar, en primer lugar, por la salud y la conciencia. Sin salud no hay nada que valga la pena. Sin conciencia solamente buscamos el poder para sobrevivir por la fuerza bruta, por la destreza o por el dinero. Finalmente, nos morimos sin saber por qué nacimos ni por qué morimos. Ciertamente, tenemos lo espiritual y lo convertimos a veces en guerra santa, habilidad proselitista y publicidad pagada. O sea, lo mismo, en mayor escala, y la promesa de que la muerte lo arreglará todo.

Dentro de este panorama aparecen los maestros artesanos, los Maestros Artistas y los MAESTROS INICIADOS – “Tantos discípulos que quieren enseñar y tantos maestros que no quieren aprender” – citaba el Maestre de la Ferriere. Cierto. Ese es el problema de la Iniciación Real magnificado por las comunicaciones virtuales. Pero ya está dicho: Por sus frutos se conoce a un árbol. Sólo hay que agregar: Por sus DISCÍPULOS se conoce a un MAESTRO.

Sat Arhat José Marcelli Noli
www.redgfu.net/jmn

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