martes, noviembre 08, 2005

Puentes 2005 14

§ Para usted; ¿qué es la lujuria?
§ Exceso de vida.

Coatepec es un exceso de vida, no sólo vegetal, sino también espiritual, ancestral, legendaria…

El Maestro Don José Manuel Estrada recibió de su Maestro la misión de mejorar la Salud y la Conciencia de la Humanidad en la Era de Acuarius. Anduvo por toda América buscando un lugar para reflexionar sobre el trabajo que debería de cumplir. En el extremo Norte de México le dieron oportunidad de hablar en una logia espiritista. Silencio. Al salir se le cuadró un hombre:

§ A sus órdenes, Maestro.
§ ¿Quién es usted, Hermano?
§ Soy Vicente Licona. Hace poco lo soñé a usted y usted me dijo que necesitaba encontrar las señales que le indicarían donde hacer su retiro espiritual. No se cuáles son esas señales, pero creo que se encuentran en un lugar de Veracruz donde vive un hombre que fue mi Capitán en la Revolución Mexicana.
§ ¿Cómo se llama su Capitán?
§ Ahora es Mayor en retiro. Se llama Joaquín Alcántara y vive en la Hacienda de Zimpizahua, muy cerca de Coatepec.

Vicente Licona preparó el viaje desde Tijuana a Coatepec. Algo así como tres mil quinientos kilómetros por tierra, en autobús y ferrocarril. El Mayor Alcántara lo acogió con alegría. Se parecía al Maestro por su estatura, poco menos que mediana, su signo astrológico de Leo y su entereza. Sólo que el Mayor lucía un corte de cabello de soldado y el Maestro tenía barba y cabello libre, sin cortes.

Durante cuarenta meses el Maestro cumplió su retiro y nadie supo donde se encontraba, excepto la familia Alcántara y Vicente Licona. Cada seis meses Licona regresaba por él y lo llevaba a Tijuana en secreto para que cruzara la frontera y renovara su visa en el consulado de México en los Estados Unidos de Norteamérica. Lo acompañaba una Discípula, la Hermana Carlota.

Muchos años después un grupo de sus Discípulos decidimos continuar su trabajo en el Ashram que nos dejó en Coatepec. Por las tardes nos dedicábamos a compartir experiencias, dialogando con sencillez. De vez en cuando alguien se agregaba al grupo o se alejaba de él. Una tarde llegó una dama desconocida y se agregó al grupo en silencio. Después de un par de semanas se despidió y nos dijo que era antropóloga y que había venido a Coatepec para hacer un trabajo de campo sobre la magia prehispánica en Coatepec, Xico y Teocelo. Nos agradeció la hospitalidad y nos compartió una leyenda que había recogido para su tesis:

§ Según la leyenda de los Soles, Quetzalcóatl fue vencido por Tezcatlipoca en el Cuarto Sol, el Sol de Fuego. Quetzalcóatl tuvo que salir de Tollán, su pueblo, para caminar por el altiplano hasta llegar a Papalotla, el pueblo de las mariposas, cerca de Texcoco, para despedirse de sus discípulas. Algunos discípulos, a los que llamaba Cóatls, serpientes, lo siguieron hasta un cerro desde donde se domina la montaña más alta y ahí se despidió definitivamente de ellos y les prometió volver. Los Discípulos le pidieron una señal que le recordara a ellos y a sus hijos su promesa de volver y él hizo que la montaña más alta, el Citlatépetl, lanzara desde su cráter una bocanada de luz que hizo brillar más a Citlalí, a Venus, la estrella que anuncia la salida y el ocaso del Sol. Desde entonces, al cerro se le llamó Coatepec, cerro con Serpientes. De esto quedó un vestigio poético que dice:

El hombre es como una serpiente
Pobre, desnuda y astuta
Que se arrastra sobre el polvo
Y un día empluma y vuela
Hasta el Sol de día
Para ayudarlo a iluminar al mundo

La mujer es como una flor
Que brota del polvo de la tierra
Y mueve sus pétalos y vuela
Hacia el Sol de noche
Para alejar las sombras
Donde acecha el jaguar.

No quedamos silenciosos y pensativos. Se trataba sólo de una leyenda. Sin embargo, su significado nos hacía depositarios de un gran tesoro espiritual.

Sat Arhat José Marcelli Noli
www.redgfu.net/jmn

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