martes, marzo 08, 2005

Cartas, Puentes y Notas 54

Cartas

En estos días he estado pensando que a menudo se nos olvida que somos Seres Humanos y nos complicamos la vida, sobre todo cuando actuamos dentro de una organización que busca la integración del Ser y de lo Humano por la salud y la conciencia. Una Fraternidad Universal y una Orden de Iniciados que sirven para el desarrollo sano de lo humano de la persona y la experiencia del Ser por la conciencia.

El problema está en que el Ser pertenece a un Orden Superior sin espacio y sin tiempo, eterno, secreto, sagrado, y la persona es la manifestación del Ser condicionada a los límites del espacio y de la forma de la persona, tanto como al desarrollo del ciclo de la misma persona en el tiempo. Así de sencillo y así de difícil de comprender como miembros de la Fraternidad Universal, y de obvio para el Iniciado en la experiencia trascendental en el Ser.

Si nos atenemos a los reglamentos, conceptos y convencionalismos de las personas, nos metemos en una intricada lucha legal, política, moral, intelectual y hasta religiosa, puesto que en la Realidad no hay dos gotas de agua que sean absolutamente iguales y en el plano humano cada cabeza es un mundo, a pesar de que las gotas de agua no sean más que agua y las personas traten de entenderse convencionalmente por reglas aceptadas individualmente o como grupo, por la razón o la fuerza

Esto explica, de primera intención, por qué después de miles y miles de años de convivencia, de moral, de ciencia y de religión hemos heredado a nuestros hijos un mundo absurdo coronado con dos guerras mundiales donde los valores humanos care- cieron de sentido e hicieron que la primera generación de la Era del Acuarius se rebelara, pacíficamente por cierto, con el lema de Paz, Hermano, has el Amor y no la guerra, y se le haya tildado de ser una generación perdida. Esta generación perdida sobrevivió con altura por medio de los sistemas modernos de comunicación, es decir, por el poder de la información, como se ve ahora en los niños que han nacido en la Era del Acuarius y manejan las computadoras con notable facilidad.

Cuando pienso en esto no puedo menos que reírme de mí mismo, como miembro de un fraternidad universal iniciado de alto rango en la Orden del Acuarius, con la consigna de reeducar a la nueva humanidad en marcha… (Ojo escépticos GFU)

Puentes

Contemplas
En el mundo que te rodea
La imagen del mundo
Que llevas dentro
Si quieres cambiar el mundo
Tienes que cambiar por dentro

Notas

Hecho mis barbas a remojar. Nací bajo el signo de Capricornio y mi Ascendente es Leo. Por sintonía, no por capacidad, entiendo un poco, muy poco, el modo de actuar del SMA y del SHM y estoy maravillado y en paz con los dos, del mismo modo que estoy maravillado, y no muy en paz, como Ser y como Humano. Conocí al SHM como un Hombre excepcional. A través de él intuí la grandeza de su Maestro. La verdad es que no me interesaron sus títulos, rangos, dignidades y demás. Era un Hombre Cabal. Tal vez por eso me impresionó una afirmación del SMA en la que dice que si todavía anduviera por la tierra Diógenes con su linterna buscando un Hombre, él iría a verlo… como una experiencia más. También leí el SI de Rudyard Kipling que está en la primera página de su libro Yug, Yoga, Yoghismo.

De un modo casi fortuito entré en contacto con la Sagrada Tradición Iniciática Real, que el SHM representaba en forma viviente por indicaciones de su Maestro, y me di cuenta eso era lo que yo había buscado desde que nací. En el primer capítulo de un libro que escribí hace unos treinta años titulado “Estrada el Maestro” comienzo diciendo, (cito de memoria): “La luz roja de un semáforo me hizo detener el auto. El Maestro Estrada, que viajaba a mi lado, me preguntó: – ¿Cómo sabía usted que iba a encontrarme? Le respondí que yo nunca había buscado a un Maestro, sino a un hombre feliz, un hombre que supiera porqué había nacido y porqué tendría que morir. Pero nunca lo encontré – agregué con pesar. Creí que con eso terminaba el tema de conversación. Pero noté un silencio profundo por parte de él y lo miré. Él también me miró con una intensidad profunda y preguntó: ¿Está usted seguro? Me reí y él no se inmutó. Entonces se me ocurrió decirle: Si, estoy seguro, a menos… que ese hombre sea usted. Entonces él sonrió mientras decía: Así pasa algunas veces, yo también buscaba a un hombre y un día lo encontré: el Doctor Serge Raynaud de la Ferriere. El semáforo dio luz verde y arranqué el auto.”

Por eso, cuando leí los comentarios que hacía el Doctor Don Félix Sobleiman en la página Web del Hermano Don Arturo Álvarez Bravo, le pedí que me borrara de la lista de sus miembros. Detrás de esos comentarios estaba el mismo sentimiento que se inculcó arteramente a mi primer Maestro de Yoga y al Doctor Ferriz Olivares.

Sat Arhat José Marcelli
www.redgfu.net/jmn

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