viernes, noviembre 05, 2004

Cartas, Notas y Puentes 23

Cartas

El asunto del Yoga comenzó para mí en un modesto Café de las calles de Bucareli, en la zona de los grandes Diarios de la Ciudad de México de aquellos tiempos – el Excelsior, El Universal y La Prensa – donde se reunían algunos Gerentes de Ventas de compañías industriales en desarrollo que los habían mandado para estudiar mercadotecnia moderna, en la escuela donde yo trataba de superar mi evidente incapacidad para las ventas que ellos manejaban casi instintivamente. Yo tenía menos de la mitad de edad que ellos y me mantenía con la boca cerrada mientras escuchaba sus conversaciones salpicadas de pintorescas anécdotas de sus astucias y de sus vivencias en el mundo de las ventas de casa en casa donde ellos habían comenzado su profesión.

Obelisco del ashram de RaícesEn alguna ocasión uno de ellos se refirió a los Yoghis como hombres sabios a los cuáles él debía gran parte de su felicidad. De inmediato rompí mi mutismo para preguntarle dónde podía yo encontrar a los Yoghis. El aludido me miró con condescendencia y me dijo que se encontraban en la Cordillera de las montañas de los Himalaya. Me pareció un lugar adecuado, porque a mí me gustaban las montañas. Para estar más seguro de su sabiduría le pregunté que si esos sabios podían decirme porqué nací y porqué tenía que morir. El hombre tomó otro sorbo de café con deleite, se recargó en el respaldo de su silla, miró hacía un pedazo de cielo gris que sobrevivía por encima de los edificios del otro lado de la calle y me dijo que sí, y que a cambio de su respuesta me pedirían mi vida para cambiármela por otra.

No supe qué contestarle, pero me puse sobre la pista de los Yoghis durante veinte años y un día los encontré a pocas calles del café donde oí hablar de ellos. Desde entonces he vivido pendiente de su sabiduría y he encontrado algunas joyas del arte de los Yoghis entre montañas de buenas intenciones y de supercherías que de todo tienen menos del sentido común del Yoga. Todavía ando en eso porque todavía ando en mí mismo.

Puentes

Yoga es la experiencia
Profunda de Sí Mismo,
De Ser
Humano
Y Divino

Notas

YOGA es unión. La unión tiene centro, el centro está en la Materia como primer Chakra, lo mismo que en la Energía como Segundo Chakra, en la Mente como Tercer Chakra, en el Espíritu como Cuarto Chakra y en lo Divino como Quinto Chakra, en lo Cósmico como Sexto Chakra y en lo Absoluto como Séptimo Chakra. Este sincretismo puede producir sonrisas si lo hace un Yamín, pero en un Arhat puede resultar escandaloso a los ojos de los que saben. Sin embargo es muy comprensible entre los que experimentan el Yoga directamente.

Todavía puede tener este sincretismo mayores sorpresas si se dice que el Primer Centro se localiza, en principio, con una contracción de los músculos de los glúteos y de los genitales; el segundo centro se descubre manteniendo la columna vertebral erguida para descansar el peso del tronco, los brazos y la cabeza sobre la pelvis; el tercero contrayendo el abdomen a la altura del ombligo; el cuarto haciendo ligeras contracciones pectorales y ayudándose con la respiración; el quinto contrayendo la garganta como si se tragara saliva; el sexto gesticulando y enfocando los ojos hacia arriba y hacia dentro, el séptimo centro solamente se puede suponer tocándose la parte más alta de la cabeza.

Esto no significa que los chakras no se puedan presentir visualizando un elefante, un cocodrilo, un carnero o una gacela, para después imaginar un tercer ojo y un loto de mil pétalos, como se hizo desde los tiempos animistas de los Dravidios. Lo que sucede es que, como se ha dicho y repetido, cada cabeza es un mundo, y cada cabeza tiene su forma de interpretar y de experimentar el Yoga, la unión en sí mismo, por medio de cientos de variantes de las posturas clásicas, concentraciones, respiraciones especiales y ejercicios que pueden llenar tomos enteros con descripciones y recomendaciones científicas, psíquicas, religiosas, filosóficas o trascendentales.

El caso es que, dentro de los esquemas operativos del Yoga, se citan siete centros y el cuarto de ellos es el del corazón, el centro del ritmo, de expansión y de contracción, que da la pauta individual de la realidad dinámica de la vida y establece un centro entre lo Humano y su Ser, y presenta, según el Tarot, en su décima carta, la imagen del Maestro, Magíster o Mago que equivale al rango de GURU en el Yoga.

S.A. José Marcelli Noli
http://www.redgfu.net/jmn

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